sábado, 27 de noviembre de 2010

Domingo XXX después de Pentecostés: Comentario al Apóstol


Colosenses 6, 12-16

12 Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revestíos de sentimientos de profunda compasión. Practicad la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia. 13 Soportaos los unos a los otros, y perdonaos mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. 14 Sobre todo, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección. 15 Que la paz de Cristo reine en vuestros corazones: esa paz a la que habéis sido llamados, porque formamos un solo Cuerpo. Y vivid en la acción de gracias. 16 Que la Palabra de Cristo resida en vosotros con toda su riqueza. Instruiros en la verdadera sabiduría, corrigiéndoos los unos a los otros. Cantad a Dios con gratitud y de todo corazón salmos, himnos y cantos inspirados. 17 Todo lo que podáis decir o realizar, hacedlo siempre en nombre del Señor Jesús, dando gracias por él a Dios Padre.

El Apóstol San Pablo, en la lectura de la semana pasada, hacía referencia a la gran lucha espiritual de los cristianos con el enemigo del hombre, el diablo, y nos animaba a resistir contra sus asechanzas e insidias. Estamos en guerra, más es una guerra invisible y no por ello menos feroz y agotadora. Por haber perdido su batalla en los cielos y por su odio a Dios, su objetivo es destruir la creación y a los que somos la obra de las manos de Dios. Busca nuestra perdición eterna y hemos de estar siempre alerta para poder resistirnos. Él domina este mundo, grandes multitudes de pobres desgraciados que sin saberlo han caído en sus redes y son sus esclavos por el pecado, viviendo en la oscuridad y las tinieblas.

Hemos de poner nuestra fuerza en la alianza que tenemos con el Señor pues de ahí es de donde surge nuestro poder, ya que el hombre por si mismo no puede resistirse y cae en la tentación. Nosotros en cambio hemos de revestirnos como los soldados, con la armadura divina y levantar nuestras armas para ser capaces de resistir las argucias del maligno: "Dejemos, pues, las obras de las tinieblas, y revistámonos de las armas de la luz" (Ro. 13, 12).

Los ejercicios que nos preparan para esta lucha son la antítesis de las actitudes que imperan en el mundo que nos rodea: la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia en contra del odio, la soberbia, la dureza de corazón y la angustia y desesperación. Y sobre todo ejercitémonos en la práctica de la que es la principal de las virtudes: la caridad que es la que lo perfecciona todo, la que da fortaleza y sostiene la vida cristiana uniendo a los que formamos el Cuerpo de Cristo, al Iglesia. Así, revestidos de las virtudes, escuchando asiduamente la Palabra de Dios y meditándola en nuestros corazones, participando en la oración y alabanza de la Iglesia y realizando buenas obras, nada habremos de temer

Nada hemos de temer si estamos al lado de Cristo, el Amante de la humanidad, el que lo venció desde el árbol de la Cruz con su muerte y su resurrección.

viernes, 26 de noviembre de 2010

lunes, 22 de noviembre de 2010

Santa Catalina del Sinaí



Video sobre el Monasterio de Santa Catalina del Sinaí

Mănăstirea Sf. Ecaterina din Sinai from HarrDelos on Vimeo.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Homilia sobre la Fiesta de la Entrada de la Purísima Señora Theotokos en el Santísimo por San Gregorio Palamas, Arzobispo de Tesalónica

¿Si un árbol se conoce por su fruto, y un buen árbol da buenos frutos (Mateo 7:17; Lc 6:44), entonces no es la Madre de la Misma Bondad, la que llevaba la Belleza Eterna, incomparablemente más excelente que todo bien, sea en este mundo o en el mundo de lo alto? Por esto, la co-eterna e idéntica Imagen de la bondad, Pre-eternal, transcendiendo todo ser, Aquel que es el pre-existente y el buena Verbo del Padre, movido por su amor indecible por la humanidad y por la compasión por nosotros, tomo nuestro imagen, para que pudiera reclamar para sí nuestra naturaleza, que había sido arrastrado al fondo del Hades, con el fin de renovar esta naturaleza corrupta y elevarla a las alturas de los cielos. Con este fin, El tuvo que asumir una carne que era a la vez nueva y la nuestra, para que nos reformara desde fuera de nosotros mismos. Ahora Él encuentra una Sierva perfectamente digna para estas exigencias, la proveedora de su propia naturaleza intacta, la Siempre Virgen alabada ahora por nosotros, y cuya entrada milagrosa en el Templo, en el Santo de los Santos, que ahora la celebramos. Dios La predestinó antes de los siglos para la salvación y la reclamación de nosotros. Fue elegida, no exactamente de la multitud, pero de los rangos de elegidos de todos los tiempos, famosos por su piedad y comprensión, y por sus palabras y hechos agradables a Dios.

Al principio, hubo uno que se levanto contra nosotros: el autor del mal, la serpiente, que nos arrastro hacia el abismo. Hay muchas razones que lo impulsó a levantarse contra nosotros, y hay muchas maneras en que esclavizó nuestra naturaleza: la envidia, la rivalidad, el odio, la injusticia, la traición, la astucia, etc. Además de todo esto, también tiene dentro de sí el poder de traer la muerte, que él mismo engendró, siendo el primero en caer fuera de la verdadera vida.

El autor del mal estaba celoso de Adán, cuando lo vio llevado de la tierra al cielo, desde donde el fue justamente tumbado. Lleno de envidia, se asalto a Adán con una ferocidad terrible, e incluso quiso vestirlo con el vestido de la muerte. La envidia no es sólo la que engendra el odio, sino también el asesinato, que esta serpiente realmente odiando al hombre la inculco en nosotros. Porque él quería ser el dueño del creado-de-la-tierra, para arruinar a el que fue creado como imagen y semejanza de Dios. Como no se atrevía a hacer un ataque cara a cara, recurrió a la astucia y al engaño. Este verdaderamente terrible y maligno mentiroso pretendía ser un amigo y útil consejero, asumiendo la forma física de una serpiente, y furtivamente tomó su posición. Por su consejo contrario a Dios, infundo en el hombre su propio poder llevador de la muerte, como un fuerte veneno.

Si Adán hubiera sido lo suficientemente fuerte para guardar el mandamiento divino, entonces se hubiera demostrado como vencedor de su enemigo, y hubiera resistido el ataque mortal. Pero desde que se dio voluntariamente al pecado, fue derrotado y se hizo un pecador. Como el es la raíz de nuestra raza, el nos ha creado como ramos portadores de la muerte. Entonces, fue necesario para nosotros, si el tuviera que luchar contra su derrota y proclamar la victoria, para librarse del fuerte venenoso dador de la muerte en su alma y cuerpo, y para absorber la vida eterna y la vida indestructible.

Era necesario para nosotros tener una nueva raíz de nuestra raza, un nuevo Adán, no sólo uno Quién fuera libre de pecado e invencible, pero que también fuera capaz de perdonar los pecados y liberar del castigo los sujetados. Y no sólo que El tuviera la vida en sí mismo, sino también la capacidad de restaurar a la vida, para que la pudiera conceder a los que se uniera a él y se relacionara con él, otorgando tanto la vida y el perdón de sus pecados, restaurando a la vida no sólo a aquellos que vinieron después de él, sino también aquellos que ya habían muerto antes que él. Por lo tanto, San Pablo, el gran portavoz del Espíritu Santo, exclama, "Fue hecho el primer hombre Adán en ánima viviente; el postrer Adán en espíritu vivificante. "(1 Cor. 15:45).

Exceptuando a Dios, no hay nadie que sea sin pecado, o el creador de la vida, o capaz de remitir el pecado. Por eso, el nuevo Adán no sólo debe ser hombre, sino Dios. Él es al mismo tiempo la misma vida, la sabiduría, la verdad, el amor y la misericordia, y toda otra cosa buena, para que Él pueda renovar el viejo Adán y restaurar su vida a través de la misericordia, la sabiduría y la rectitud. Estos son los opuestos de las cosas que el autor del mal los utiliza para llevarnos a nuestra vejez y muerte.
.          

Como el asesino de la humanidad se levanto en contra de nosotros con la envidia y el odio, así la Fuente de la vida fue levantado [en la cruz], debido a su inconmensurable bondad y al amor por la humanidad. Él desea intensamente la salvación de su criatura, es decir, que su criatura sería restaurada por él mismo. En contraste con esto, el autor del mal quería traer la criatura de Dios a la ruina, y por esto puso la humanidad bajo su propio poder para afligirnos con tiranía. Y así como él logró la conquista y la caída de la humanidad por medio de la injusticia y de la astucia, del engaño y de trampas, así que el Libertador ha provocado la derrota del autor del mal, y la restauración de Su propia criatura por intermedio de la verdad, de la justicia y de la sabiduría.

Fue un hecho de justicia perfecta que nuestra naturaleza, que fue esclavizada voluntariamente y derrotada, debería entrar de nuevo a la lucha por la victoria y deshacerse de su esclavitud voluntaria. Por lo tanto, Dios acepto recibir nuestra naturaleza, hipostáticamente unirse con ella de una manera maravillosa. Pero era imposible unir la Naturaleza Mas Alta, cuya pureza es incomprensible para la razón humana, a una naturaleza de pecado antes de haber sido purificada. Por lo tanto, para la concepción y el nacimiento del Dador de la pureza, era necesario una perfectamente impecable y Purísima Virgen.

Hoy nosotros celebramos la memoria de las cosas que han contribuido, aunque sea solo una vez, a la Encarnación. Aquel que es Dios por naturaleza, el co-sin-principio y Coeterno Verbo y el Hijo del Padre Trascendente, se convierte en el Hijo del Hombre, el Hijo de la Siempre Virgen. "Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos."(Hebreos 13:8), inmutable en su divinidad y sin mancha en su humanidad, Él solo, como el profeta Isaías profetizó," " nunca hizo él maldad, ni hubo engaño en su boca"(Isaías 53: 9). Solamente Él en maldad no ha sido formado, ni fue concebido en pecado, en contraste con lo que el profeta David dice acerca de sí mismo y de todos los demás hombres (Sal 50/51). Hasta en lo que Él ha asumido, él es  perfectamente puro y no tiene necesidad de ser purificado El mismo. Pero por nosotros, Él aceptó la purificación, el sufrimiento, muerte y resurrección, para que Él pueda transmitir a nosotros.

Dios nace de la Virgen Santa y sin mancha, o mejor dicho, de la Purísima y Santísima Virgen.  Ella está por encima de toda la contaminación de la carne, e incluso por encima de todo pensamiento impuro. Su concepción no es causa del deseo carnal, sino por la sombra del Santísimo Espíritu. Tal deseo estando totalmente ajeno a ella, a través de la oración y de la preparación espiritual Ella declaró al ángel: " He aquí la sierva del Señor; hágase á mí conforme á tu palabra. " (Lucas 1,38), y Ella concibió y dio a luz. Así, con el fin de hacer la Virgen digna de este sublime propósito, Dios escogió esta siempre virgen Hija, ahora alabada por nosotros, antes de los siglos, y desde la eternidad, escogiéndola de entre Sus elegidos.


Vamos entonces a volver nuestra atención, a donde comenzó esta elección. De los hijos de Adán, Dios escogió al maravilloso Seth, que se mostró viviendo como en el cielo a través de su comportamiento, y a través de la belleza de sus virtudes. Es por eso que el fue elegido, y de quien la Virgen florecerá como la divinamente digna carroza de Dios. Ella era necesaria para dar a luz y para llamar a los nacidos en la tierra al ahijado celestial. Por este motivo también todos los del linaje de Seth fueron llamados "hijos de Dios", "porque a de este linaje de un hijo del hombre nacerá el Hijo de Dios. El nombre de Seth significa un levantar o una resurrección, o más específicamente, significa el Señor, que promete y da la vida inmortal a todos los que creen en Él.

Y con que exactitud precisa es este paralelismo! Seth nació de Eva, como ella misma dijo, en lugar de Abel, a quien Caín mató por celos (Génesis 4:25), y Cristo, el Hijo de la Virgen, nació para nosotros en lugar de Adán, a quien el autor del mal también mató por celos. Pero Seth no resucito a Abel, ya que él era sólo un prototipo de la resurrección. Pero nuestro Señor Jesucristo resucito a Adán, ya que Él es la verdadera Vida y la Resurrección de los nacidos en la tierra, por cuya causa a los descendientes de Seth se les otorga la adopción divina a través de la esperanza, y son llamados hijos de Dios. Fue a causa de esta esperanza que estaban llamados hijos de Dios, como es evidente por el que primero se llamó así, el sucesor en la elección. Este fue Enós, el hijo de Seth, que como Moisés escribió, entonces los hombres comenzaron á llamarse del Nombre del Señor (Gén. 4:26).

De esta manera, la elección de la futura Madre de Dios, comenzando con los primeros hijos de Adán y siguiendo en el tiempo a través de todas las generaciones, a través de la Providencia de Dios, pasa al Profeta-rey David y a los sucesores de su reino y linaje. Cuando el momento elegido había llegado, a continuación, de la casa y la posteridad de David, Joaquín y Ana son elegidos por Dios. A pesar de que no tenían hijos, eran por su vida virtuosa y buena disposición los mejores de todos los descendientes del linaje de David. Y cuando en la oración le rogaban a Dios que los libere de su falta de hijos, y prometieron dedicar su hijo a Dios desde su infancia. Por el mismo Dios, la Madre de Dios fue proclamada y dada a ellos como una niña, para que a partir de unos padres tan virtuosos resultara una niña de todas las virtudes. Así que de esta manera, la castidad se unió a la oración y se convirtió en realidad por intermedio del nacimiento de la Madre de la virginidad, que dio a luz en la carne a Aquel que nació de Dios Padre antes de los siglos.

Ahora, cuando el Justo Joaquín y Ana vio que se había concedido su deseo, y que la promesa divina se realizó, en su vez, como los verdaderos amantes de Dios, se apresuraron a cumplir su promesa dada a Dios inmediatamente que la niña había sido destetada de la leche. Ahora han llevado esta verdaderamente santificada niña de Dios, ya la Madre de Dios, esta Virgen en el Templo de Dios. Y Ella, llena de dones divinos, incluso a una edad tan pequeña, ... Ella, más que otros, determino lo qué se hacia con ella. En su forma Ella reveló que ella no era tanto presentada en el templo, sino que ella misma entró en el servicio de Dios por su propia voluntad, como si tuviera alas, tratando de alcanzar este amor sagrado y divino. Se consideró conveniente y apropiado para entrar en el templo y habitar en el Santísimo.

Por esto, el Sumo Sacerdote viendo que esta niña, más que nadie, tenía la gracia divina en si, deseaba llevarla dentro del Lugar Santísimo. Él convenció a todos los presentes para recibir a esto, ya que Dios lo había avanzado y aprobado. A través de Su ángel, Dios ayudó a la Virgen y le envió alimentos místicos, con lo que Ella fortaleció su naturaleza, mientras que en el cuerpo Ella fue llevada a la madurez y se hizo más pura y más exaltada que los ángeles, teniendo a los espíritus celestiales como siervos. Ella fue llevada al Santísimo no sólo una vez, pero fue aceptada por Dios para vivir allí con Él durante Su juventud, para que a través de ella, las moradas celestiales puedan abrirse y otorgar la morada eterna a los que creen en Su milagroso nacimiento.

Así que, y por esta razón Ella, desde el principio de los tiempos, fue elegida de entre los elegidos. La que se manifiesta como el Santísimo, La que tiene un cuerpo aún más puro que los espíritus purificados por virtud, es capaz de recibir... el Verbo hipostático del Padre Sin principio. Hoy la Siempre Virgen María, como un tesoro de Dios, se guarda en el Santísimo, para que a su debido tiempo, (como más tarde sucedió) Ella serviría para el enriquecimiento y un adorno para todo el mundo. Por lo tanto, Cristo Dios también glorifica a Su Madre, tanto antes del nacimiento, como también después de Su nacimiento.

Nosotros que entendemos que la salvación empezó para nosotros a través de la Santísima Virgen, le damos gracias y la alabanza de acuerdo a nuestra capacidad. Y en verdad, si la mujer agradecida (de los cuales el Evangelio nos dice), después de escuchar las palabras salvíficas del Señor, bendijo y agradeció a Su Madre, alzando la voz por encima del ruido de la multitud y dijo a Cristo, "Bienaventurado el vientre que te trajo, y los pechos que mamaste. "(Lucas 11:27), entonces nosotros los que tenemos las palabras de la vida eterna escritas para nosotros, y no sólo palabras, sino también los milagros y la Pasión, y la elevación de nuestra naturaleza desde la muerte, y su ascensión desde la tierra al cielo, y la promesa de la vida inmortal y la salvación infalible, ¿cómo no vamos a cantar himnos sin cesar y glorificar a la Madre del Autor de nuestra Salvación y el Dador de la Vida, celebrando Su concepción y nacimiento, y ahora Su Entrada en el Santísimo?

Ahora, hermanos, vamos a mudarnos desde lo terrenal a lo celestial. Vamos a cambiar nuestro camino de la carne al espíritu. Cambiemos nuestro deseo de las cosas temporales a las que perduran. Vamos a despreciar a los placeres carnales, que sirven como atracciones para el alma y pronto pasarán. Deseemos dones espirituales, que se quedan sin disminuirse. Volvamos nuestra razón y nuestra atención de las preocupaciones terrenales y elevarlas a los lugares inaccesibles de los Cielos, al Santísimo, donde la Madre de Dios ahora reside.

Así que de esta forma, nuestras canciones y oraciones ante Ella serán aceptadas, y a través de su intercesión, seremos herederos de las bendiciones venideras, por intermedio de la gracia y del amor para la humanidad de Aquel Que nació de Ella para nuestro bien, nuestro Señor Jesucristo, a quien sea gloria y honor y adoración, junto con Su Padre sin proncipio y Su Coeterno y vivificador Espíritu, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

sábado, 20 de noviembre de 2010

HOMILIA DE SAN CIRILO DE ALEJANDRÍA

"Salve, oh santa y misteriosa Trinidad, que nos has convocado a todos nosotros en esta Iglesia de Santa María, la Madre de Dios. Salve oh María, Madre de Dios, tesoro digno de ser venerado por todo el orbe, lámpara inextinguible, corona de la virginidad, trono de la recta doctrina, templo indestructible, lugar propio de aquel que no puede ser contenido en lugar alguno, Madre y Virgen, por quién es llamado bendito, en los Santos Evangelios, el que viene en nombre del Señor.

Te saludamos, a ti que encerraste en tu seno virginal a aquel que es inmenso e inabarcable; a ti, por quién la Santa Trinidad es adorada y glorificada; por quien la cruz preciosa es celebrada y adorada en todo el orbe; por quien exulta el cielo; por quien se alegran los ángeles y arcángeles; por quien son puestos en fuga los demonios; por quien el diablo tentador cayó del cielo; por quien la criatura, caída en el pecado, es elevada al cielo, por quien toda la creación sujeta a la insensatez de la idolatría, llega al conocimiento de la verdad; por quien los creyentes obtienen la gracia del bautismo y el aceite de la alegría; por quien ha sido fundamentadas las Iglesias en todo el orbe de la tierra; por quien todos los hombres son llamados a la conversión.

Y ¿qué más diré? Por ti, el Hijo unigénito de Dios ha iluminado a los que vivían en tinieblas y en sombra de muerte; por ti, los profetas anunciaron las cosas futuras; por ti, los apóstoles predicaron la salvación a los gentiles; por ti, los muertos resucitan; por ti, reinan los reyes, por la santísima Trinidad.

¿Quién habrá que sea capaz de cantar como es debido las alabanzas de María? Ella es madre y virgen a la vez; que cosa tan admirable! Es una maravilla que me llena de estupor.

¿Quién ha oído jamás decir que le esté prohibido al constructor habitar en el mismo templo que él ha construido?

¿Quién podrá tachar de ignominia el hecho de que la sirviente sea adoptada como madre?”. (Homilía IV: PG 77, 992)

viernes, 19 de noviembre de 2010

San Epifanio, Vida de María: La Entrada en el Templo de la Madre de Dios y su permanencia en la Casa del Señor. (Cap. IV-IV)

IV
Teniendo tres años la niña María, la llevaron sus padres a Jerusalén y la presentaron al Señor, con ofrendas. Recibiola, con sus dones, el sacerdote Yodae, llamado Baraquías, que era el padre de Zacarías. Todos los sacerdotes al verla, se regocijaron y rezando, bendijeron a Joaquín y Ana y a la Niña María.
 Regresaron a Nazaret y cuando la Niña tuvo siete años, de nuevo, sus padres la condujeron a Jerusalén y la ofrecieron al Señor, consagrándola para todos los días de su vida. Poco después de esto murió Joaquín, su padre, a la edad de ochenta años. María no se apartaba del Templo, ni de día ni de noche. Ana, dejando Nazaret, fue a Jerusalén y estaba con su hija María y, habiendo pasado dos años, murió a los setenta y dos de su edad.
V
Huérfana y sin protección en torno suyo, no se apartaba del templo del Señor y si algo necesitaba solamente acudía a Isabel, pues vivía cerca. Había aprendido las letras hebraicas de su padre Joaquín, cuando aún vivía. Era inteligente y estaba deseosa de aprender y, aunque era huérfana, se aplicaba al estudio de las divinas letras. Era motivo de admiración por las labores de lana, lino, seda e hilo. Por su sabiduría e inteligencia aventajaba a todas las jóvenes de su edad, como de ella había afirmado su antepasado Salomón, pues de ella dijo: “¿Quién hallará a la mujer fuerte?” y lo que sigue después (Prov 31, 10-31).
VI
Había en el templo del Señor, cerca del pórtico, en la parte del altar, un lugar reservado. Allí sólo habitaban las vírgenes y, al dejar esta convivencia, todas regresaban a sus casas, pero María permaneció en el Santuario y en el Templo, sirviendo a los sacerdotes. Su índole y conducta era así: respetable en todo, hablaba poco, obedecía con prontitud, era afable y muy modesta con los varones, cortés y respetuosa con los hombres, de tal manera que todos admiraban su inteligencia y sus palabras.
Era de mediana estatura, pero algunos dicen que de algo más que mediana. Era de color trigueño, de cabellos y ojos claros, mirada suave, con cejas oscuras y nariz fina y proporcionada. Era también fina en sus manos y dedos, de rostro alargado, llena de lozanía y de gracia divina. Sin ningún orgullo, opuesta a la fastuosidad y a la molicie. Poseía una extraordinaria humildad y por ello puso Dios en Ella sus ojos como dijo Ella misma glorificando al Señor. Prefería llevar vestidos sin teñir, como lo atestigua su sagrado velo.
Hilaba lana, de la que se destinaba para el templo del Señor, en el que ella se sustentaba, siendo constante en las plegarías, la lectura, el ayuno, el trabajo manual y todas las virtudes, de modo que María, realmente santa, vino a ser maestra de muchas mujeres, por su estado de vida y variedad de labores. Cuando tuvo doce años, sucedió cierto día que, rezando una noche a las puertas del Santuario, a la medianoche, resplandeció una luz más viva que el sol y desde el Propiciatorio se le dirigió una voz, diciendo: Tú serás la Madre de mi Hijo. Ella guardó silencio, no manifestando a nadie el misterio hasta la Ascensión de Cristo a los cielos.

La Entarda en el Templo de la Santísima Madre de Dios.

El 21 de noviembre de 543 se consagraba en Jerusalén la iglesia de Santa María, llamada la Nueva, construida por el emperador Justiniano en el centro de la ciudad, en el lugar del antiguo templo. Esta dedicación pronto fue asociada a la Entrada de la Madre de Dios en el Templo de Jerusalén, que aunque no aparecía en los Evangelios permanecía en la memoria del pueblo Cristiano y en la tradición de la Iglesia.
Conmemorada ya en otras partes del Imperio, sobre todo en los monasterios,  desde el siglo VI, se instituye la fiesta en la ciudad de Constantinopla en el siglo VII que la incluye en sus calendarios asociada a la Iglesia de las Blanquernas. Finalmente el emperador Manuel I Comeno  la convirtió en celebración oficial en todo el Imperio.
La Presentación de la Madre de Dios en el Templo tiene su fundamento en la costumbre judía de las fiestas de peregrinación. Cuando un niño podía subir de la mano de su padre las escaleras del templo, era el momento de llevarlo para presentarlo ante el Señor. Esto es lo hicieron San Joaquín y Santa Ana, agradecidos y en cumplimiento del voto que habían hecho al Señor y entre las ofrendas que llevaban al templo, era aquella tierna Niña la mejor de las ofrendas, la joya preciosa para la diadema del Rey de la Gloria. La Madre de Dios, subió sola las quince gradas del altar presentándose ante el Señor la que iba a ser el Arca de la Nueva Alianza. A la edad de siete años fue llevada de nuevo al templo y allí se quedó con las mujeres que servían a la entrada del Tabernáculo de la Reunión” (Ex 38, 8)
María se presenta pues como ideal de la vida consagrada a Dios y modelo de las vírgenes. Conjuga perfectamente la oración con el trabajo manual, confeccionando para el templo los ornamentos que eran necesarios sobre todos las labores de hilos teñidos de escarlata y púrpura que le tocaban en suerte como manifestación de la voluntad divina por la consagración de su virginidad y futura maternidad del Rey de la Gloria que se revestiría en su seno de nuestra naturaleza, recibiendo el trono de David.
En todo aventajaba a sus compañeras: en el ejercicio de las virtudes, en el estudio de las Sagradas Escrituras y en el trabajo. Así por medio de la ascesis fue elevándose como una rosa fragante por encima de las zarzas. Se ha purificado en la oración y los trabajos ascéticos a pesar de su corta edad, virgen en cuerpo y alma, se libera de los afectos desordenados propios de la naturaleza humana. Humilde de corazón, la esclava del Señor, desprecia las glorias y alabanzas mundanas para ser la sierva de Dios. En todo se mueve siguiendo los dictados del amor a la virtud. Jamás causó ofensa a nadie, ni menospreció al humillado, ni volvió la espalda al débil (Cf. San Ambrosio, Tratado para las Vírgenes, libro II, cap.2º). Ella, como dice San Juan Damasceno,  es “el olivo fecundo plantado en medio de la casa de Dios, enriquecida por el Espíritu Santo que la hace domicilio de todas las virtudes” (Sobre la Fe Ortodoxa , libro V, cap. 15) del que surgirá el bálsamo que curará nuestras heridas.
Contemplando la descripción que nos hace San Epifanio de la Madre de Dios, no podemos más que pensar en el icono de la Madre de Dios salido de las manos de San Lucas, rasgos repetidos por todos los iconógrafos y que nos presentan la belleza exterior de la Madre de Dios como reflejo de la hermosura de su alma. Más no fue esta hermosura exterior causa para ella de vanagloria y orgullo, al contrario. Se anonadó ante Dios y por ello fue ensalzada, y su humildad purificó al mundo, abrió las puertas del Paraíso y libró del infierno las almas de los hombres.
Madre de Vírgenes, por su consagración total a Dios desde su niñez, es el ejemplo constante de los consagrados en la vida monástica.  San Atanasio nos dice que no quería ser vista por los hombres, más rogaba a Dios que la probara. Permanecía constantemente recluida, vivía retirada más imitaba a la abeja laboriosa, tomando el néctar de las flores de las virtudes para producir la dulce miel. Lo que sobraba del trabajo de sus manos, lo daba a los pobres. Únicamente se preocupaba de dos cosas: no dejar que en su corazón arraigara ningún mal pensamiento, ni ser soberbia ni dura de corazón.
Desde su consagración permanecía siempre junto al Templo del Señor. Teofilacto, Metropolita de Bulgaria, nos dice en una homilía de esta fiesta que le fue revelado que Zacarías le permitió entrar en el Santo de los Santos, ya que comprendió que se referían a ella los pasajes que hablaban del Arca de la Alianza. San Epifanio nos dirá también que fue desde el Santuario desde donde le llegó la primera revelación sobre su maternidad divina: “Darás a Luz a mi Hijo”. Esta revelación la recibe mientras es iluminada con la luz increada que la inunda, como imagen de la realidad que se cumplirá al dar a luz a Cristo, Luz de Luz que ilumina a las naciones y que como se canta en el Himno Akathistos , la hace “Aurora espléndida, que nos da al Sol que es Cristo.
Alegrémonos pues en esta santa fiesta, e imitemos en todo a la Santa Madre de Dios. Pidámosle que infunda en nuestra alma su humildad, obediencia, laboriosidad, recato y castidad. Sea para nosotros modelo de fe inquebrantable y de ascesis y con la Iglesia cantémosle:
“Hoy entra la casa del Señor la que el Templo Purísimo del Salvador, la que es al mismo tiempo novia y cámara nupcial preciosa, verdadero tesoro de la gloria de Dios y con ella trae la gracia del Espíritu Divino. Los ángeles le cantan himnos pues es el Tabernáculo de Dios.” (del Oficio de las Grandes Vísperas del 21 de Noviembre)
P Nicolás

Intrarea in Biserica a Maicii Domnului - Parintele Teofil Paraian

La slujba Sfantului Maslu este o alcatuire, o rugaciune catre Maica Domnului, cu urmatorul cuprins: "Pe tine, preacuratul palat al Imparatului ceresc, ceea ce esti multlaudata, te rog, curateste-mi mintea mea cea intunecata cu tot felul de pacate si o fa locas infrumusetat al dumnezeiestii Treimi, ca sa laud si sa maresc puterea ta si mila ta cea nemasurata, fiind mantuit eu, netrebnicul robul tau".

Aceasta rugaciune ne pune in atentie maretia Maicii Domnului. O numim pe Maica Domnului "palat preacurat al Imparatului ceresc"; o numim pe Maica Domnului "multlaudata". Dorim ca prin mijlocirea Maicii Domnului sa fie curatita mintea noastra "de tot felul de pacate", dorim sa fie facuta mintea noastra "locas infrumusetat al dumnezeiestii Treimi". Cerem aceasta "ca sa laud si sa maresc puterea ta si mila ta cea nemasurata". Avem in vedere maretii ale Maicii Domnului pe care ni le pune in atentie Sfanta noastra Biserica, dar pe care noi nu le putem intelege si nu le putem pretui la masura lor, pentru ca nu avem conditiile ca sa stam cu admiratie in fata Maicii Domnului.


<a href='/cuvinte-duhovnicesti/68466-cuvant-de-invatatura-la-sarbatoarea-intrarea-in-biserica-a-maicii-domnului-p-s-ciprian-campineanul' _fcksavedurl='/cuvinte-duhovnicesti/68466-cuvant-de-invatatura-la-sarbatoarea-intrarea-in-biserica-a-maicii-domnului-p-s-ciprian-campineanul' title='Cuvant de invatatura la sarbatoarea Intrarea in Biserica a Maicii Domnului - P.S. Ciprian Campineanul' class='linking auto'>Intrarea in Biserica a Maicii Domnului</a>

O stim pe Maica Domnului "palat al Imparatului ceresc", o stim "multlaudata", o stim mijlocitoare, infrumusetatoare de suflet, stim ca are putere si mila, stim ca are marire, stim ca toate acestea trebuie luate in seama. Pentru toate acestea trebuie sa-i aducem lauda Maicii Domnului, dar nu putem face aceasta, pentru ca lucrurile lui Dumnezeu nu pot fi intelese numai din puterea omului.

Maica Domnului este Maica Dumnezeului nostru, este cea aleasa de Dumnezeu ca prin ea sa vina in lumea aceasta Fiul Sau. Este cea care L-a purtat in pantecele sau pe Mantuitorul lumii, este cea care L-a nascut pe Cel ce este om adevarat si Dumnezeu adevarat. Maica Domnului este mama Mantuitorului nostru si atunci este multlaudata; nu este nimeni in lumea aceasta ca Maica Domnului, nimeni nu are masurile Maicii Domnului. Iar masurile Maicii Domnului sunt mari, pentru ca ea este in legatura cu Treimea cea dumnezeiasca, cu puterea care a umbrit-o, cu Duhul Sfant care S-a pogorat peste ea, cu Fiul ei si Dumnezeul nostru pe care L-a nascut. Ea este locas al Preasfintei Treimi. Este marirea a toata lumea, care din oameni a rasarit si pe Cuvantul L-a nascut. Este "mai inalta decat cerurile si mai curata decat stralucirile soarelui". Este "mai cinstita decat heruvimii si mai marita, fara de asemanare, decat serafimii", fiindca este Maica Dumnezeului nostru. Pe toate acestea noi le spunem cu cuvantul. Am vrea sa le intelegem cu gandul si sa le traim cu simtirea, dar din puterea noastra nu putem face aceasta decat la masurile noastre, si atunci cerem de la Maica Domnului ajutor sa intelegem si sa laudam marirea ei, puterea ei, mila ei.

Ar trebui sa avem mereu astfel de ganduri si e bine sa le avem macar la sarbatorile Maicii Domnului, cinci fiind acestea: Nasterea Maicii Domnului in 8 Septembrie, Intrarea in Biserica a Maicii Domnului, in 21 Noiembrie, Soborul Maicii Domnului, in 26 Decembrie, Bunavestire, in 25 Martie, si Adormirea Maicii Domnului, in 15 August. Dar noi ne intalnim cu Maica Domnului si in alte zile la slujbele noastre, cand zicem: "Spaimantatu-s-au toate de dumnezeiasca marirea ta, ca tu, Fecioara neispitita de nunta, ai avut in pantece pe Dumnezeu Cel peste toate si ai nascut Fiu pe Cel fara de ani, pe Cel ce daruieste pace tuturor celor ce te lauda pe tine".

Ne gandim la Maica Domnului in timpul sfintelor slujbe, cand auzim: "Pe preasfanta, curata, preabinecuvantata, marita, Stapana noastra, de Dumnezeu Nascatoarea si pururea Fecioara Maria, cu toti sfintii sa o pomenim". Ne gandim la Maica Domnului cand auzim la sfintele slujbe: "Pe Nascatoarea de Dumnezeu si Maica Luminii, intru cantari cinstindu-o, sa o marim".

Ne gandim la Maica Domnului cand ni se spune: "Pe tine, preacuratul palat al Imparatului ceresc, ceea ce esti multlaudata". Ne gandim la Maica Domnului cand se spun cuvintele: "De tine se bucura, ceea ce esti plina de dar, toata faptura, soborul ingeresc si neamul omenesc; ceea ce esti biserica sfintita si rai cuvantator, lauda fecioriei, din care Dumnezeu S-a intrupat si prunc S-a facut Cel ce este mai inainte de veci. Ca bratul tau - scaun l-a facut si pantecele tau mai desfatat decat cerurile l-a lucrat. De tine se bucura, ceea ce esti plina de har, toata faptura, marire tie!". Ne gandim la Maica Domnului ca la ceea ce este mai presus de minte si de cuvant, caci ni se spune: "Pe tine, Maica lui Dumnezeu, cea mai presus de minte si de cuvant, care ai nascut negrait sub ani pe Cel fara de ani, credinciosii, te marim".

Astazi, la sarbatoarea aceasta, ne gandim la legatura Maicii Domnului cu Templul din Ierusalim. Templul din Ierusalim era un locas sfant, ceea ce aveau evreii mai de capetenie, mai inalt, mai deosebit, un fel de cer pe pamant, un fel de loc in care se uneste cerul cu pamantul. Dorinta evreilor era ca fiecare sa ajunga la Templul din Ierusalim. Acolo, dupa Traditia Bisericii, preasfanta Fecioara Maria a stat 12 ani si fost educata impreuna cu alte fecioare, pana la varsta de 15 ani. Templul din Ierusalim era ceva deosebit, dar in el era o incapere mai presus decat orice in aceasta lume. Acolo era Chivotul Legii, in care erau cele doua Table ale Legii, pe care erau scrise cele 10 Porunci, era Toiagul lui Aaron, care odraslise, era un vas cu mana din cea care cazuse spre hrana evreilor in pustie, dupa ce trecusera Marea Rosie, cand au fost eliberati din robia Egiptului, erau doi heruvimi care aveau aripile intinse peste Chivotul Legii... Acolo nu intra decat o data pe an, singur, arhiereul. In credinta Bisericii noastre este si adevarul ca Maica Domnului a stat in aceasta incapere, vreme indelungata, desi sunt unii care spun ca lucrul acesta era cu neputinta. Si totusi, Biserica noastra zice, in alcatuirile ei de slujba: "Ceea ce s-a hranit in Sfanta Sfintelor, celei imbracate cu credinta si cu intelepciune si cu neintinata feciorie, maimarele Gavriil i-a adus din ceruri inchinaciune".

Nu trebuie sa fim incurcati in gandurile noastre de astfel de nepotriviri, ci trebuie sa stim ca daca lucrul acesta n-a fost cu putinta in chip obisnuit, a fost cu putinta in chip mai presus de fire. In Epistola catre Evrei a Sfantului Apostol Pavel este scris ca Domnul nostru Iisus Hristos, Arhiereul cel vesnic, n-a intrat niciodata intr-o Sfanta a Sfintelor facuta de mana omeneasca. Si totusi a intrat in Sfanta Sfintelor, in Sfanta Sfintelor pe care o inchipuia Sfanta Sfintelor de aici, de pe pamant. Sigur, asa a fost si cu Maica Domnului. Maica Domnului, cea pregatita ca sa-L nasca pe Mantuitorul lumii, cea pregatita ca in pantecele ei sa se uneasca firea omeneasca cu firea dumnezeiasca in Mantuitorul nostru Iisus Hristos, a intrat si ea in Sfanta Sfintelor - prin viata ei, prin gandurile ei, prin maretiile ei, prin darurile ei. A intrat in Sfanta Sfintelor care este smerenia, pentru ca la Bunavestire a zis catre ingerul binevestitor "Iata roaba Domnului, fie mie dupa cuvantul tau!" (Luca 1, 38), iar Sfanta Elisabeta i-a zis: Binecuvantat este rodul pantecelui tau!" (Luca 1, 42).

Toate acestea s-au intamplat avand-o in vedere pe Maica Domnului, care este "mai inalta decat cerurile" si, daca este mai inalta decat cerurile Bisericii noastre, daca este mai curata decat stralucirile soarelui, sigur ca prin aceasta a intrat in Sfanta Sfintelor nefacuta de mana omeneasca - prin viata ei, prin ceea ce purta in suflet, prin ceea ce a avut in gandurile ei cand se pregatea sa nasca pe Mantuitorul, prin ceea ce a gandit, prin ceea ce a simtit cand L-a purtat in pantecele ei pe Mantuitorul lumii.

Maica Domnului, ea insasi este Sfanta a sfintilor, Sfanta mai inalta decat toti sfintii. La masurile Maicii Domnului nu exista nici un sfant. Noi asa o cinstim pe Maica Domnului, ca pe cea mai inalta dintre toti sfintii, ca pe cea mai aleasa, ca pe ceea ce este unica in lumea aceasta. Daca ea a fost inchipuita de Sfanta Sfintelor, de incaperea aceea din Templul din Ierusalim in care nu putea sa intre decat o data pe an singur arhiereul, daca a fost inchipuita de Sfanta Sfintelor, atunci este ea insasi Sfanta a Sfintelor. Biserica noastra ne-o prezinta ca fiind un "sicriu insufletit", un chivot: "Ca de un sicriu insufletit, ca de un chivot insufletit al lui Dumnezeu, nicicum sa nu se atinga mana necredinciosilor, iar buzele credinciosilor, fara tacere glasul ingerului strigand, cu bucurie sa zica:

Bucura-te, cea plina de dar, Domnul este cu tine!".
Asa a zis ingerul, asa zicem si noi, de aceea avem bucuria de a fi cinstitori ai Maicii Domnului. O primim pe Maica Domnului asa cum ne-o prezinta Biserica, o tinem in sufletul nostru cu evlavia cata o avem si ne silim sa urmam exemplul Maicii Domnului in supunerea fata de Mantuitorul, in grija fata de oameni, in tacerea care se desprinde din faptul ca avem atat de putine cuvinte ale Maicii Domnului in Sfanta Evanghelie. O avem pe Maica Domnului ca exemplu de milostivire pentru cei ce au trebuinta de ajutorul ei si, stiind ca Maica Domnului nu este numai mama Mantuitorului, ci si mama noastra, ne gandim si la insusirile de mama pe care le are preasfanta Fecioara Maria fata de credinciosii care fac ceea ce a zis ea sa faca, adica asculta de Mantuitorul nostru Iisus Hristos.

Sa-I multumim lui Dumnezeu pentru aceste daruri ale Bisericii noastre, sa multumim lui Dumnezeu pentru faptul ca Maica Domnului este si mama noastra. Sa multumim lui Dumnezeu pentru faptul ca avem pe Maica Domnului mijlocitoare pentru binele nostru, sa multumim lui Dumnezeu ca avem pe Maica Domnului ajutatoarea noastra. Sa nu uitam ca "ceea ce poate Dumnezeu cu puterea, poate Maica Domnului cu rugaciunea", si sa avem incredere in ajutorul ei. Sa-i urmam cat putem exemplul, ca sa avem si noi parte de binecuvantarea Domnul nostru Iisus Hristos acum si pururea, amin!

Parintele Teofil Paraian

La cultura de la muerte en España

Este gobierno no tiene ni idea de como gestionar la economía del país, sostiene una política diplomática que da vergüenza (véase lo del Sáhara) y en materia educativa es un auténtico desastre, pero cuando se trata de la muerte, son unos ases. Les encanta la muerte. Adoran la muerte. Facilitan la muerte. Da igual que seas un feto, un anciano o un enfermo. El gobierno de Zapatero no hace acepción de personas. Parece que las quiere a todas muertas.

Rubalcaba, ese señor cuya sola presencia en un gobierno -y no digamos en el ministerio del Interior- hace dudar de que en este país exista un régimen de libertades, nos ha anunciado hoy una ley de muerte digna. Dice que no será una ley para aprobar la eutanasia. Señal inequívoca de que, efectivamente, será una ley a favor de la eutanasia aunque le pongan otro nombre. Al fin y al cabo, al PSOE se le da bien eso de cambiar a las cosas de nombre. Al aborto le llaman interrupción voluntaria del embaraz y ahora le toca el cambio a la eutanasia.

Porque, vamos a ver, estimados señores del gobierno, del partido que le sostiene y de la ciudadanía que les vota. ¿Acaso en los hospitales españoles no se hace ya todo lo posible para que los enfermos terminales no sufran dolor? ¿es que se deja a los moribundos llegar a su fin entre gritos y estertores? No, ¿verdad? Entonces, ¿para qué una ley que regule algo que ya está regulado por la procesión médica y su código deontológico?

Cuando ustedes hablan de muerte digna, a algunos nos viene a la memoria el abrazo de Zapatero al doctor Montes, ese señor del que todo el mundo sabe lo que pasaba cuando estaba al cargo de la sección de Urgencias en el hospital Severo Ochoa de Leganés. Y como todo el mundo lo sabe, no lo digo, no vaya a ser que ese sujeto me ponga una querella. Yo creo que, directamente, lo mejor que podemos ir haciendo es llamar al nuevo texto legal como la “ley doctor Montes". Y más nos vale ir firmando testamentos vitales en los que dejemos claro que no queremos que nos administren sedaciones mortales. Con que nos quiten o reduzcan el dolor que podamos sufrir, es suficiente.

ASIA BIBI

La noticia me llegaba esta mañana: En Paquistán van a lapidar a una mujer, Asia Bibi, madre de cinco hijos y encarcelada desde hace un año, por haberse convertido al cristianismo abandonando el Islam. Esto es considerado por la Saria, en todos los países en los que se aplica, como delito de blasfemia y la pena es de muerte por lapidación, apedreada hasta morir por si alguien tiene duda de los que significa el vocablo. Ella, tranquilamente, confiesa que prefiere morir lapidada como cristiana antes que salir de la carcel como musulmana.

En España, nadie ha alzado la voz como cuando en el caso de la madre iraní. Me pensaba yo que la Srta. Ministra de Sanidad, Leire Pajín, de la que depende ahora Igualdad (llevado por la inefable Bibiana Aído) saldría en defensa de una mujer condenada a muerte por una sociedad patriarcal y ultra conservadora islámica, pero nada, ni una palabra. Nada de concentraciones de feministas vociferantes ante la embajada de Paquistán en Madrid (sita en Pio XII nº11, por si alguien quiere manifestar su rechazo) nada en pro de la libertad de conciencia, nada.

Hablemos claro, porque nadie en este país parece dispuesto a hacerlo: Nada de libertad de conciencia para los cristianos. Ésta parece ser la consigna de los nuevos progres, de libertad para ellos, nada.
No es para nosotros una noticia nueva la persecución que han sufrido y sufren los cristianos de todas las confesiones, en los países islámicos. Persecuciones en Irak y Egipto; nuestros hermanos palestinos que abandonan la tierra en la que habitan desde antes que existiera el Islam, perseguidos tanto por los palestinos musulmanes como por los judíos. Y luego está el caso de la inefable Turquía con la persecución, a veces encubierta, por la cuestión de su entrada en la UE, a veces manifiesta y sin tapujos, de Su Santidad el Patriarca Bartolomé y de todo lo que supone el Patriarcado de Constantinopla.

Y a nosotros, como miembros del Patriarcado de Serbia, aún nos toca más de cerca con la persecución de los cristianos ortodoxos y la destrucción del patrimonio en Kosovo.

Pero la progresia socialista calla ante su gran aliado: el Islam. Y el mundo cierra los ojos ante esta realidad. Ahora bien, no se le ocurra a nadie pedir reciprocidad, porque no la habrá nunca.

Una cristiana va a ser lapidada y va a morir por su fe crsitiana, va a dar testimonio hasta derramar su sangre. Yo de los católicos iría preparándome para recojer su cuerpo y preparando una fecha enm el calendario para celebrar su fiesta.

Y a los cristianos de Occidente, a los de todas las confesiones, les recordaría lo que dijo Caín cuando Dios le preguntó por su hermano Abel: "No sé. ¿Soy yo acaso el guarda de mi hermano?" (Gen 4, 9b)

Por si alguien quiere manifestar su rechazo y hacer confesión de fe este es el e-mail de la embajada de Paquistán en Madrid. cancilleria@embajada-pakistan.org

El ateo Bernard-Henri Lévy pide que se defienda a los cristianos perseguidos en todo el mundo

El ateo Bernard-Henri Lévy pide que se defienda a los cristianos perseguidos en todo el mundo

Bernard-Henri Lévy, pensador ateo considerado como referencia intelectual de la llamada «nueva izquierda». publicó ayer en el 'Corriere della Sera' un artículo titulado «Defender a todos los perseguidos comenzando por los cristianos de Oriente». En él, Lévy afirma que es necesario defender a los cristianos perseguidos en todo el mundo, comenzando por Asia Bibi, la mujer condenada a morir en Pakistán acusada de blasfemia.

El intelectual francés señala que "recientemente he declarado, al margen de una conversación con un periodista de la agencia española Efe, que hoy los cristianos constituyen, en escala planetaria, la comunidad más constante, violenta e impunemente perseguida".

Esta frase, escribe, “ha sorprendido, y ha provocado cierta agitación aquí y allá”. Para probar su afirmación enumera diversos casos como la reciente masacre contra los siro-católicos en Irak donde murieron 58 personas, la prohibición del culto cristiano en Irán, la persecución anti-cristiana en la Franja de Gaza, en Sudán, contra los evangélicos en el país africano de Eritrea, el asesinato reciente de un sacerdote en El Congo y la persecución violenta contra los cristianos en la India.

Lévy refiere además la persecución contra los cristianos en Egipto y Argelia, países mayoritariamente musulmanes, y cómo aún existen regímenes comunistas en el mundo que no permiten la plena libertad de culto como Cuba, Corea del Norte y China. Tras rechazar el antisemitismo y recordar que los judíos también fueron perseguidos pero que esto sí se condena, el pensador recuerda que Benedicto XVI ha alzado la voz para defender a los cristianos de Oriente que tanto han hecho por la riqueza espiritual de la humanidad.

Ante los cristianos perseguidos, explica Lévy, cabe una de dos actitudes: “o se adhiere uno a la doctrina criminal y loca que hace competir a las víctimas (a cada uno los propios muertos, a cada uno la propia memoria y, entre unos y otros, la guerra de muertos y memorias) y si nos preocupa sólo las ‘propias’ víctimas. O se rechaza (sabemos que en todo corazón hay suficiente espacio para compasión, luto y solidaridad no menos fraternos)”.

Y con esa misma energía con que se rechaza esta doctrina criminal, continúa el intelectual ateo, “(casi digo con la misma fe), se denuncia el odio planetario, la ola homicida de la que son víctimas los cristianos, cuya vieja condición de representantes de la religión dominante, o en todo caso, más poderosa, impide tomar verdadera conciencia”. Finalmente Lévy cuestiona: “¿existe acaso permiso para matar cuando se trata de los cristianos? ¿Un permiso para oprimir, humillar, martirizar, en nombre de otra guerra de las civilizaciones no menos odiosa que la primera?” “Pues no –concluye–. Hoy es necesario defender a los cristianos”.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

I Aniversario del Patriarca Pavel

Este lunes, 15 de noviembre, se celebró el primer aniversario de la muerte de Su Santidad el Patriarca Pavel. Con este motivo se celebraron solemnes oraciones en el monaterio de Rakovica, donde está enterrado, presididas por Vladika Atanasije de Hvosno. ¡Memoria eterna!



domingo, 14 de noviembre de 2010

Domingo XXV después de Pentecostés


PARÁBOLA DEL BUEN SAMARITANO

Mas él, queriéndose justificar a sí mismo, dijo a Jesús: "¿Y quién es mi prójimo?" Y Jesús, tomando la palabra, dijo: "Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, y dio en manos de unos ladrones, los cuales le despojaron, y después de haberle herido, le dejaron medio muerto, y se fueron. Aconteció, pues, que pasaba por el mismo camino un sacerdote, y, viéndole, pasó de largo. Y asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó también de largo. Mas un samaritano, que iba su camino, se llegó cerca de él: y cuando le vio, se movió a compasión, y acercándosele, le vendó las heridas, echando en ellas aceite y vino; y poniéndole sobre su bestia, le llevó a una venta, y tuvo cuidado de él. Y otro día sacó dos denarios y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele, y cuanto gastares de más, yo te lo daré cuando vuelva. ¿Cuál de estos tres te parece que fue el prójimo de aquél, que dio en manos de los ladrones?" "Aquél, respondió el doctor, que usó con él de misericordia". Y Jesús le dijo: "Ve y haz tú lo mismo". (Lc 10, 29-37)

COMENTARIO DE LOS SANTOS PADRES

San Cirilo. Alabado el doctor de la ley por el Salvador, porque había respondido bien, se llenó de soberbia, no creyendo que habría alguien que pudiera ser su prójimo; como si no hubiese quien pudiera compararse con él en justicia. Por esto dice: "Mas él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?". Le asediaban, por decirlo así, alternativamente los vicios. Después de la falacia con que había preguntado, tentando, cae en la arrogancia. Al preguntar: "¿Quién es mi prójimo?", ya se muestra vacío del amor del prójimo; y por consecuencia se muestra vacío del amor dino, porque no amando al hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no se ve

San Ambrosio. Respondió también que no conocía a su prójimo, porque no creía en Cristo; y quien no conoce a Cristo, desconoce la ley, porque ignorando la verdad, ¿cómo puede conocer la ley que anuncia la verdad?

Teofilato. El Salvador no determina el prójimo por las acciones o por las dignidades, sino por la naturaleza. Como si dijese: No creas que, aunque seas justo, no tienes prójimo. Todos los que tienen la misma naturaleza que tú, son tus prójimos. Hazte tú, pues, prójimo de ellos (no por el lugar, sino por el afecto), y cuídalos. Y a este fin adujo el ejemplo del samaritano. Por esto sigue: "Y Jesús, tomando la palabra dijo: Un hombre bajaba", etc.

San Agustín, De quaest. Evang. 2, 19. Este hombre representa a Adán y a todo el género humano. Jerusalén, ciudad de la paz, representa la Jerusalén celestial, de cuya felicidad había caído. Jericó quiere decir luna, y significa nuestra mortalidad, porque nace, crece, envejece y muere.

San Agustín, Hypognosticon lib. 3. O Jerusalén, que se interpreta visión de la paz, representa el paraíso; porque antes que el hombre pecara, estaba en la visión de la paz, esto es, en el paraíso. Todo lo que veía era paz y alegría; pero bajó de allí (como humillado y abatido por el pecado) hacia Jericó, esto es, al mundo, en donde todo lo que nace, desaparece como la luna.

Teofilato. No dice que bajó, sino que bajaba, porque la naturaleza humana siempre tendía a descender; y no en parte, sino con todo lo pasible de la vida.

San Basilio ex illius Ethicis. Para comprender esto conviene examinar los lugares. Jericó está situado en los valles de la Palestina, mientras Jerusalén lo está en la altura, ocupando la cumbre del monte. Bajaba, pues, el hombre de las alturas al valle, cuando fue cogido por los ladrones que habitaban el desierto. De donde sigue: "Y dio en manos de los ladrones".

San Juan Crisóstomo. En primer lugar debemos deplorar la desgracia de este hombre, que, solo e indefenso, cae en manos de los ladrones, y que, despreocupado e incauto, eligiera aquel camino, donde no podía evadir las manos de los ladrones; pues no podía ahuyentar el inerme a los armados, el imprevisor a los malvados, el incauto a los bandidos. Tanto más, cuanto que la malicia siempre está armada de engaños, cercada de crueldad, fortificada de artificios y dispuesta a la perversidad de hacer daño.

San Ambrosio. ¿Quiénes son esos ladrones sino los ángeles de la noche y de las tinieblas, en manos de los que no hubiera caído, de no exponerse a su encuentro, apartándose de los mandamientos celestes?

San Juan Crisóstomo. Al principio, pues, del mundo, empleó el demonio su astucia en tentar al hombre, contra quien ejerció el virus del engaño e hizo el blanco de su malicia.

San Agustín, ut sup. Cayó, pues, en poder de los ladrones, esto es, del diablo y sus ángeles, que por la desobediencia del primer hombre despojaron al género humano del ornato de la inocencia; y le hirieron, incapacitándolo para el buen uso de su libre albedrío. Por esto sigue: "Los cuales le despojaron, y, después de haberle herido, se fueron". Le hicieron una llaga, induciéndole al pecado; y a nosotros más, porque al pecado que hemos contraído añadimos muchos pecados.

San Agustín, De quaest. Evang., lib. 2, q. 19. O despojaron al hombre de la inmortalidad; y, cubriéndolo de llagas (inclinándolo al pecado), lo dejaron medio muerto, porque por la parte que puede entender y conocer a Dios es hombre vivo; mas por la parte que sucumbe y es oprimido por el pecado es hombre muerto; y esto es lo que se añade: "Dejándole medio muerto".

San Agustín, Hypognosticon lib. 3. Estaba medio muerto el movimiento vital (esto es, el libre albedrío), herido el cual no era suficiente para volver a la vida eterna que había perdido. Por esto se encontraba tendido, porque no le bastaban sus propias fuerzas para levantarse, sino que necesitaba un médico para sanar (esto es, a Dios)

Teofilato. O se dice medio muerto el hombre después del pecado, porque su alma es inmortal, pero su cuerpo mortal; de modo que la mitad del hombre sucumbe a la muerte. O porque la naturaleza humana esperaba conseguir la salvación en Cristo, y así no morir enteramente. O porque la muerte, que había entrado en el mundo por el pecado de Adán, debía ser vencida por la redención de Cristo.

San Ambrosio. O nos despojan de los vestidos de la gracia espiritual, que hemos recibido, y después nos hieren; porque, si guardamos íntegros los vestidos que hemos recibido, no podremos sentir las llagas de los ladrones.

San Basilio. Puede entenderse también que le robaron después de haberlo herido. Las heridas siempre se hacen antes del despojo, para que conozcamos que el pecado precede siempre a la pérdida de la gracia.

San Juan Crisóstomo. Este hombre, a saber, Adán, estaba tendido sin auxilio saludable, traspasado por las heridas de sus pecados, a quien ni el sacerdote Aarón, pasando, pudo socorrer con el sacrificio. Pues sigue: "Y aconteció que pasaba por el mismo camino un sacerdote, y cuando le vio, pasó de largo", etc. Ni aun su hermano, que era levita, pudo curarle por medio de la ley. Por esto sigue: "Y así mismo, un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, también pasó de largo".

San Agustín, ut sup. En el sacerdote y en el levita se representan los dos tiempos, el de la Ley y el de los Profetas; en el sacerdote la ley, por la cual se instituyeron el sacerdocio y los sacrificios; en el levita los vaticinios de los profetas, en cuyo tiempo no pudo curarse la humanidad, porque la ley daba a conocer los pecados, pero no los perdonaba.

Teofilato. Dice: "Pasó", porque la ley vino y duró hasta el tiempo ya marcado; y no pudiéndole curar pasó. Nótese también que la ley no había sido dada en la previsión de que curase al hombre, porque al principio el hombre no podía recibir el misterio de Cristo; por eso dice: "Aconteció, pues, que cierto sacerdote", como acostumbramos a decir de aquellas cosas que no se hacen premeditadamente.

San Agustín, De Verbo Dom., serm. 37. O porque el hombre, que bajaba de Jerusalén a Jericó, era israelita; y entonces puede entenderse que el sacerdote que pasó cerca de él era su prójimo por la raza y que el levita que le despreció era también de su raza.

Teofilato. Acaso el primer pensamiento de ellos fue de compasión, pero después, vencidos por la dureza, retrocedieron; esto significa lo que dijo: "Pasó de largo".

San Agustín ut sup. Pero un samaritano, lejano por la raza, próximo por la misericordia, hizo lo que sigue: "Mas un samaritano, que iba su camino, llegó a él", etc. Nuestro Señor Jesucristo quiso ser representado por ese samaritano. En efecto, samaritano quiere decir guarda, y de El se dice: "No dormitará ni dormirá el que guarda a Israel" (Ps 120, 4), porque resucitando de entre los muertos ya no muere (Rm 6,9) Finalmente, cuando se le dijo: "Porque samaritano eres, y tienes demonio" (Jn 8,48); negó que tuviese demonio, puesto que expulsaba a los demonios; pero no negó que era el guarda del enfermo.

Expositor Griego. Cristo se llama aquí samaritano oportunamente; porque hablando a un legista, que se enorgullecía con la ley, quiso manifestar que ni el sacerdote, ni el levita, ni los que vivían en la ley, cumplían las prescripciones de la misma, pero que El vino a consumarlas.

San Ambrosio. Este samaritano también bajaba: "¿Quién es, pues, el que baja del cielo y que sube al cielo, sino el Hijo de Dios que está en el cielo?" (Jn 3,13)

Teofilato. Dice "yendo de camino", como para especificar que había venido a curarnos.

San Agustín Hypognosticon lib. 3. Vino en semejanza de carne de pecado (Rm 8,3), por tanto cerca de él, para semejarse a él.

Expositor Griego. O vino junto al camino, porque fue verdaderamente viador, no desviador, bajando a la tierra para nuestro bien.

San Ambrosio. Viniendo, pues, se hizo nuestro prójimo, tomando nuestra naturaleza; y nuestro vecino, por el don de la misericordia. De donde sigue: "Y cuando le vio se movió a compasión", etc.

San Agustín ut sup. Viéndole tendido, sin fuerzas y sin movimientos, se movió a compasión. No halló mérito alguno en él, que le hiciese digno de ser curado; pero él condenó el pecado en la carne del pecado; por esto sigue: "Y acercándose, le vendó las heridas, echando en ellas aceite", etc.

San Agustín de verb. Dom. serm 37. ¿Qué cosa más distante, ni más apartada que Dios de los hombres, el inmortal del mortal, el justo de los pecadores, no lejos no por el espacio, sino por la desemejanza? Como tenía en sí dos bienes (la justicia y la inmortalidad), y nosotros dos males (la injusticia y la mortalidad), si hubiese tomado dos males, sería nuestro igual, y hubiera tenido necesidad de libertador para nosotros. Para ser, pues, no lo que nosotros, sino estar cerca de nosotros, no se hizo pecador como nosotros, sino que se hizo mortal como nosotros; tomando sobre sí la pena, no la culpa, y borrando la pena y la culpa.

San Agustín, de quaest. evang. 2, 19. El vendaje de las heridas representa la represión de los pecadores; el óleo es el consuelo de la buena esperanza, dada por el perdón para la reconciliación de la paz; el vino es exhortación para obrar fervientemente en el Espíritu.

San Ambrosio. O liga nuestras heridas con una ley más austera; así como con el óleo reanima, perdonando el pecado, y con el vino excita el arrepentimiento, anunciando el juicio.

San Gregorio, 20, Moral., cap. 8 super Job 29, 25. O el vino es el rigor de su justicia y el óleo la dulzura de la misericordia. El vino baña las llagas corrompidas, el óleo reanima las que deben curarse. Debe, pues, mezclarse la dulzura con la severidad y temperar la una con la otra, para que no se llenen de úlceras los súbditos con la excesiva aspereza, ni se relajen con la excesiva benignidad.

Teofilato. O de otro modo: El óleo representa su naturaleza humana y el vino su naturaleza divina, la cual sola nadie podría soportar; por eso obró ciertas cosas como hombre y otras como Dios, y derramó el óleo y el vino, salvándonos con su humanidad y divinidad.

San Juan Crisóstomo. También derramó el vino (esto es, la sangre de su pasión), y el óleo (esto es, la unción del crisma), para que se nos diese el perdón por medio de su sangre y se confiriese la santificación por medio de la unción del crisma. El Médico celestial liga las heridas abiertas, que reteniendo en sí mismas la medicina, por sus efectos saludables se restituyen a su salud primera. Derramado que hubo el vino y el óleo, lo colocó sobre un jumento; por ello sigue: "Y poniéndole sobre su jumento", etc.

San Agustín, De quaest. Evang., lib. 2, cap. 19. Su jumento es la carne en la que se dignó venir a nosotros. Ser puesto sobre el jumento es creer en la encarnación de Cristo.

San Ambrosio. O nos pone sobre la bestia, cargando con nuestros pecados y sufriendo por nosotros (Is 53); porque el hombre se había hecho semejante a la bestia (Ps 48) Nos puso sobre su jumento a fin de que no seamos ya como el caballo o el mulo (Ps 31); y así, por la asunción de nuestro cuerpo, destruyó la enfermedad de nuestra carne.

Teofilato. También puede entenderse que nos colocó sobre su bestia, esto es, sobre su cuerpo, porque nos hizo miembros suyos y participantes de su cuerpo. La ley no admitía a todos, porque se dice: "Los mohabitas y ammonitas no entrarán en la Iglesia de Dios" (Dt 23,3); mas ahora todo el que teme a Dios en toda nación es recibido por El, queriendo creer y formar parte de la Iglesia; por esto dice que lo llevó a un hospedaje.

San Juan Crisóstomo. La Iglesia es un hospedaje, colocado en el camino de la vida, que recibe a todos los que vienen a ella, cansados del viaje o cargados con los sacos de sus culpas, en donde, dejando la carga de los pecados, el viajero fatigado descansa, y, después que ha descansado, se repone con saludable alimento. Y esto es lo que dice con aquellas palabras: "Y tuvo cuidado de él". Todo lo que es contrario, perjudicial y malo está fuera, mientras que dentro del hospedaje se halla el descanso completo y toda salubridad.

San Basilio. Y se díce bien que puesto sobre el jumento lo llevó al hospedaje, porque ninguno entrará en la Iglesia si no se une al cuerpo de Cristo por medio del santo Bautismo.

San Ambrosio. Mas como este samaritano no podía permanecer mucho en la tierra, debía volver al lugar de donde había bajado. Por eso sigue: "Y al día siguiente sacó dos denarios", etc. ¿Cuál es este día siguiente, sino acaso el de la resurrección del Señor, del que se ha dicho: "Este es el día que hizo el Señor" (Ps 117,24)? Los dos denarios representan los dos Testamentos, que llevan impresa en sí la imagen del Rey inmortal, con cuyo precio se curan nuestras heridas.

San Agustín, de quaest. evang. 2, 19. Los dos denarios también representan los dos preceptos de caridad que recibieron los apóstoles del Espíritu Santo para predicar la promesa de la vida presente y de la futura.

Orígenes in Lucam hom. 34. Los dos denarios me parece que son el conocimiento del misterio por el que el Padre está en el Hijo y el Hijo en el Padre; conocimiento que el ángel de la Iglesia recibe como recompensa para que cure con todo celo al hombre que se le ha confiado, a quien El había curado también algún tiempo. Y se promete pagarle inmediatamente todo lo que gastare en su curación; por lo que sigue: "Y cuanto gastares de más, yo te lo daré cuando vuelva".

San Agustín ut sup. El hospedero fue el apóstol que gastó de más, ya sea por aquel consejo que da: "En cuanto a las vírgenes, no tengo mandamiento del Señor: mas doy consejo" (1Co 7,25); o porque también trabajó con sus manos para no gravar a alguno de los enfermos con la nueva del Evangelio (1Th 2,9), aunque le era lícito vivir del Evangelio (1Co 9,14) Los apóstoles gastaron también mucho de más, y en el transcurso del tiempo los doctores (que expusieron el Antiguo y Nuevo Testamento) por lo cual recibirán retribución.

San Ambrosio. Bienaventurado, pues, el hospedero, que puede curar las heridas de otro. Bienaventurado aquél a quien dice Jesús: "Y cuanto gastares de más, yo te lo daré cuando vuelva". Pero ¿cuándo volverás, Señor, sino en el día del juicio? Porque aunque estás siempre en todas partes, y aun cuando estando entre nosotros no te vemos, llegará tiempo en que toda carne te verá volver. Entonces darás lo que debes a los bienaventurados de quienes eres deudor. ¡Ojalá que nosotros seamos buenos deudores, que podamos pagar lo que hemos recibido!

San Cirilo.Una vez dicho esto, pregunta el Señor al doctor de la ley: "¿Cuál de estos tres te parece que fue el prójimo de este hombre que cayó en manos de los ladrones?". Y el doctor le respondió: "El que usó misericordia con él". Ni el sacerdote ni el levita se hicieron prójimos del paciente, sino aquel que se compadeció de él. Es inútil la dignidad del sacerdocio y el conocimiento de la ley, si no se confirma con las buenas obras; por esto sigue: "Pues ve, le dijo entonces Jesús, y haz tú lo mismo", etc.

San Juan Crisóstomo in eaden ex hom. ad hebraeo homil 10. Como diciendo: Si ves alguno abatido, no digas: "Es un necio", sino que, sea gentil o judío, si necesita auxilio, no caviles; tiene derecho a tu favor, cualquiera que sea el daño que le haya sobrevenido.

San Agustín de doctr.christ. 1, 30. Vemos por esto que el prójimo es aquel a quien debemos prestar asistencia y misericordia, si la necesita, o a quien la deberíamos prestar si la necesitase. De lo cual se deduce que aquel de quien debemos recibirla es también nuestro prójimo; pues la palabra prójimo es relativa, y ninguno es prójimo sin reciprocidad. Pero ¿quién no ve que a nadie debe negarse el oficio de caridad, cuando dice el Señor: "Haced bien a los que os aborrecen" (Mt 5,44)? Además, es manifiesto que este precepto de amar al prójimo se extiende hasta los santos ángeles, que nos dispensan tantos beneficios de caridad. También el mismo Señor quiso llamarse nuestro prójimo, dando a entender que fue El quien ayudó al que estaba medio muerto tendido en el camino.

San Ambrosio. No es el parentesco el que hace el prójimo, sino la misericordia, porque la misericordia es según la naturaleza; y nada hay tan en armonía con la naturaleza, como favorecer a un consorte de naturaleza.

Sobre la educación de los hijos desde el vientre materno.

Posted by JDavid


La educación de los hijos comienza desde el momento de su concepción. El embrión puede escuchar y sentir en el vientre de la madre. Sí, escucha y ve a través de los ojos de la mamá. Percibe sus movimientos y sentimientos, aunque su mente aún no esté desarrollada. Si se ensombrece el rostro de la mamá, también su pequeño rostro se ensombrece. Si se enoja la mamá, también él se enoja. Todo lo que siente la mamá - tristeza, dolor, miedo, desasosiego - lo vive también él. Si la mamá no desea el bebé, si no lo ama, él lo siente y así se hiere su pequeña alma y esta herida le acompaña toda la vida. Lo mismo sucede con los sentimientos santos de la mamá: cuando está feliz, cuanto siente paz, amor por su hijito, todo esto se lo transmite sutilmente, como ocurre con los que ya han nacido.

Por eso, es necesario que la mamá ore mucho a lo largo de su embarazo y que ame a su bebé, que acaricie su vientre, que lea salmos, que cante troparios, que intente vivir una vida santa. Esto no solamente será útil para ella, sino que también constituye un sacrificio de amor por su bebé, para que también él se santifique, para que desde el inicio adquiera rasgos santos

Has visto qué delicado es, para la mujer, llevar en su vientre un bebé? Cuánta responsabilidad y, a la vez, cuánto honor!


Padre Porfirio Bairaktaris

Una sola Fe, un solo Bautismo: Comentario al Credo de San Nicolas Velimirocich

Viajeros, ¡he aquí un arca! Cuando el diluvio tuvo lugar, Noé se salvó en un arca segura. El diluvio del desatino y de los pecados dura para siempre. Es por ello que el Amigo del hombre ha creado el arca de la salvación. Averiguad sobre vuestra arca y apresurárse a entrar en ella.
No os dejeis engañar por las numerosas arcas abigarradas, paradas y afectadas desde afuera. Averiguad la fuerza de las máquinas y la habilidad del capitán. Las máquinas más poderosas y el timonero más hábil están en el arca de Cristo. Es el Espíritu Santo mismo, omnisciente, todopoderoso.
Tampoco os dejeis engañar por aquellos que os llaman con sus pequeñas piraguas nuevas y que os proponen otras aparte, para vosotros solos. El camino es largo y las tempestades peligrosas.
Tampoco os dejeis engañar por aquellos que os dicen que del otro lado del mar no hay otra tierra, u otro mundo nuevo, y que no es necesario prepararse para una larga navegación. Os están llamando a pescar sobre la orilla. Es todo lo que ven y saben. En verdad, se fueron al naufragio, y al naufragio os están llamando también a ustedes.
No os dejeis engañar. Averiguad sobre vuestra arca. Pese a que a primera vista parece afectada más que las demás, sin embargo es fuerte y segura. Pese a que no tenga estandartes abigarrados, pero tiene justo una señal de la cruz; sepan pues que la vida sobre ella está garantizada. Ya que para una navegación sobre el mar, la primera de las reglas es que la vida del viajero esté asegurada.
Porque creeis en Cristo el Salvador, hombres portadores de Cristo, también creed en Su obra. Su obra es la Iglesia , el arca de la salvación. El Señor ha basado esta obra en la fe, sólida como la piedra. Y como Él lo ha dicho y anunciado: “Sobre esta roca edificaré Mi iglesia; y los poderes de la muerte no prevalecerán contra ella” (Mt 16:18). Realmente, éstas no han tenido poder sobre ella y tampoco podrán en el futuro.
La Iglesia se llama cuerpo de Cristo. “Vosotros sois el cuerpo de Cristo” (I Co 12:27). Es por ello que la Iglesia es sola y única. Porque dos cuerpos no pueden estar bajo una sola cabeza. Cristo se llama cabeza de la Iglesia (Col 1:18); en consecuencia: un solo Cristo, una sola cabeza, un solo cuerpo - una sola Iglesia.
El hecho que existen proscriptos y herejías, ¿por qué os subleva? Todo esto ha sido previsto y profetizado, como el timonel experimentado prevé y relata a los viajeros sobre las tempestades que han de venir. “Porque es necesario”, dice el apóstol, “que entre vosotros haya herejías, a fin de que se manifiesten entre vosotros los que son aprobados” (I Co 11:19). En caso que un grupo de viajeros en el arca se construya una barca y luego se ponga en el mar para navegar aparte, tened piedad de ellos. Nada más. Que su ejemplo, exasperado como una caída hacia la muerte, refuerce vuestra fe en el arca de la salvación, en una sola y única arca.
La Iglesia se llama santa. Se llama santa por una razón clara. En primer lugar, porque está establecida por el Santo de los santos. En segundo lugar, porque el Señor la ha transformado, rescatado, purificado, y reforzado por Su sangre, santa y purísima. En tercer lugar, porque, desde el principio, el Espíritu Santo la guía, la inspira y la vivifica. En cuarto lugar, porque sus miembros son llamados a convertirse en santos, separados de todo lo que no es santo en el mundo aquí abajo, donde crecen y viajan. En quinto lugar, porque los Cielos santos son reservados como morada eterna. En sexto lugar, porque en ella todos los medios están dados al hombre por Dios a fin de santificarse y hacerse digno de la ciudadanía celestial. Ahí está por qué la Iglesia es santa.