miércoles, 27 de febrero de 2013

¿Qué es Europa?





¿Qué es Europa?

por San Nicolás Velimirovic,

Es el deseo y ansia de poder y de placer, y el conocimiento. Y los dos humanos: el deseo y placer humano, y el conocimiento humano. Y los dos se realizan en el papa y en Lutero. ¿Qué es, entonces, Europa? Es el papa y Lutero. Así pues, saciados los deseos humanos al máximo y saciado el conocimiento humano al máximo.

El papa europeo  es el deseo humano de poder.

El Lutero europeo  es la obstinada determinación del hombre de que todas las cosas sean explicadas con la mente humana.

El papa como gobernante del mundo y el científico como soberano del mundo. Esto es Europa en su núcleo, ontológica e históricamente. Lo uno significa entrega de la humanidad al fuego y lo otro significa entrega de la humanidad al agua. Y los dos: separación del hombre de Dios. Ya que lo uno significa negación de la fe y lo otro negación de la Iglesia de Cristo. De este modo actúa el maligno espíritu en el cuerpo de Europa ya desde hace algunos siglos. ¿Quién puede expulsar este espíritu maligno de Europa? Nadie, excepto Aquél cuyo nombre ha sido marcado con color rojo en la historia del género humano como el único que expulsa a los demonios de los hombres. ¿Sabéis ya a quién me refiero? Me refiero al Señor Jesús Cristo, al Mesías y Salvador del mundo, nacido de la Virgen, asesinado por los judíos, resucitado por Dios, justificado por el cielo, glorificado por los Ángeles, mediante los Santos testimoniado y por nuestros antepasados conocido.

Mientras Europa siguió a Cristo como el “Sol de justícia” y a Sus Apóstoles, a Sus Mártires, a Sus Santos y a incontables Justos y otros que fueron agradables al Señor, hasta ese momento Europa se pareció a una plaza iluminada por cientos y miles de lámparas, grandes y pequeñas. Sin embargo, el deseo humano y la sabiduría humana golpearon a Cristo como dos terribles vientos, las lámparas se apagaron delante de los ojos humanos y reinó la oscuridad como en los corredores subterráneos que tienen los topos.

De acuerdo con el deseo humano cada pueblo y cada hombre busca el poder, el deleite y la gloria, imitando al papa de Roma.

De acuerdo con la sabiduría humana cada pueblo y cada hombre encuentra que él mismo es el más sabio de todos y el más valioso de todos los bienes terrenales.

¿Cómo no van haber entonces guerras entre los hombres y los pueblos? ¿Cómo no va a haber insensatez y rabia en los hombres? ¿Cómo no van a haber enfermedades, sequías e inundaciones, tumores y tuberculosis, revoluciones y guerras? Todas estas cosas no pueden dejar de suceder, tal y como no puede dejar de supurar una herida llena de pus, y tal y como no puede dejar de salir hedor de un sitio lleno de excrementos.

Traducido por J.C.

El 24 de febrero de 2013, el Metropolitano Neofito de Ruse fue elegido Patriarca de Bulgaria.

El 24 de febrero de 2013, el Metropolitano Neofito de Ruse fue elegido Patriarca de Bulgaria.

El nuevo Patriarca nació el 15 de octubre de 1945 en Sofía. En 1965 se graduó en el Seminario Espiritual de Cherepish.

En 1971 se graduó en la Academia Espiritual de Sofía, luego fue mandado a estudiar el programa de posgrado en la Academia Espiritual de Moscú. Por su tésis “El curso sinodal moscovita en el canto ruso eclesiástico y su valor” fue galardonado con el título del PhD en la Teología. Al mismo tiempo se graduó en el departamento de chantres de la Academia Espiritual de Moscú. El Patriarca Pímen de Moscú y toda Rusia le entregó el distintivo “El primer diapasón de oro”.

Al regresar a Bulgaria, el 1 de septiembre de 1973, fue nombrado maestro de canto eclesiástico oriental y chantre del coro estudiantil en la Academia Espiritual de Sofía.

El 3 de agosto de 1975, en el Monasterio de Troyan por el Patriarca Maxim de Bulgaria fue tonsurado monje con el nombre Neofit.

Fue ordenado Hierodiácono el 15 de agosto por el Patriarca Maximde 1975 y el 25 de marzo de 1976 el Hieromonje.

Desde el 30 de septiembre de 1975 era chantre del Coro sacerdotal de Sofía.

El 15 de julio de 1977, regresó a la docencia en la Academia Espiritual de Sofía como el maestro mayor del canto eclesiástico oriental y la práctica litúrgica. Mantuvo esta actividad hasta el 1980.

El 21 de noviembre de 1977, fue elevado al rango del Archimandrita.

El 1 de enero de 1981, fue nombrado protosincello de la Metropolia de Sofía.

El 8 de diciembre de 1985, en la Catedral Patriarcal de San Alexánder Nevski fue ordenado Obispo de Levkia, Vicario de la Metropolia de Sofía.

El 1 de diciembre de 1989, fue nombrado Rector de la Academia Espiritual de Sofía. Después de la transformación de la Academia en la Facultad de Teología de la Universidad de Sofía el 1 de julio de 1991, fue nombrado su primer Decano (desde el 26 de julio del mismo año).

El 27 de enero de 1992, fue nombrado Principal Consejero del Santo Sinodo de la Iglesia Ortodoxa Búlgara.

El 27 de marzo de 1994, fue elegido Metropolitano de Dorostolon y Cherven con la cátedra en Ruse. Tras la división de la diócesis, por la decisión del Quinto Concilio Central Nacional del 17 de diciembre de 2001, se convirtió en el Metropolitano de Ruse.

Del 28 de octubre de 2009 al 24 de enero de 2010, gobernó temporalmente la Diócesis de Dorostolon.



jueves, 21 de febrero de 2013

Cristo se alejó de Europa…


Cristo se alejó de Europa…

por San Nicolás Velimirovic, Obispo de Ohrid y Zicha (1881-1956)

En el juicio entre Cristo y Europa realmente ocurrió lo siguiente: Cristo dice a Europa cómo ella fué bautizada en Su nombre, y cómo debe permanecer creyente en Él y en Su propio Evangelio. La acusada Europa responde:”Todas las religiones son iguales-esto dijeron los enciclopedistas franceses-, nadie debe estar presionado en creer esto o aquello”. Europa tolera todas las religiones cómo supersticiones populares a causa de sus propios intereses imperialistas. Sin embargo, la misma Europa no tiene ninguna religión. Cuando Europa consiga tener éxito en sus objetivos políticos, entonces, rápidamente hará una limpieza de todas las supersticiones populares.

A estas palabras, Cristo responde entristecido:”¿Cómo podéis vosotros los hombres vivir con intereses imperialistas y materiales, con bestiales deseos sólo para el alimento corporal? Yo quería haceros dioses e hijos de Dios, ¿y vosotros os resistís y apresuráis en volveros iguales a las bestias?”

Entonces Europa responde:”Tú estás superado, estás obsoleto; en vez de Tu propio Evangelio, nosotros hemos encontrado la zoología y la biología. Ahora sabemos que somos descendientes, no Tuyos ni de Tu Padre celestial, sinó de los orangutanes y gorilas, de los monos. Nosotros ahora nos estamos perfeccionando para llegar a ser dioses, ya que no reconocemos a otros dioses más que a nosotros mismos.”

Entonces Cristo responde:”Sóis más testarudos que los antiguos hebreos; yo os saqué de la más oscura barbarie, os llevé hasta la luz celestial; en cambio, vosotros, queréis otra vez la oscuridad, como el búfalo en el barro. Yo derrame mi sangre por vosotros, os amé, incluso cuando todos los ángeles giraban el rostro para no veros, ya que no podían soportar vuestra propia inmundicia. Cuando vosotros os encontrábais en la oscuridad y el pecado, yo fuí el único que luchó por vosotros, para iluminaros queriendo purificaros. No seáis ahora incrédulos, ya que volveréis a aquella insoportable oscuridad y a aquel insoportable hedor.”

A todas estas palabras, Europa grita con una sonrisa irónica.”Vete de aquí, no te conocemos. Nsotros conservamos la filosofía griega y la cultura romana. Nosotros queremos la libertad. Queremos universidades, la ciencia es nuestra estrella polar y nuestra guía. Nuestro lema es: Libertad, igualdad, fraternidad. Nuestra mente es el dios de los dioses. Tú eres asiático. Nosotros te repudiamos. Eres un viejo mito de los nuestros abuelos y abuelas.”

A todo esto responde Cristo con los ojos llorosos:”Yo me iré y entonces veréis. Salisteis del camino de Dios y fuisteis al camino de satanás. La bendición se perdió lejos de vosotros. En mi mano está vuestra vida y vuestra muerte, ya que fuí crucificado por vosotros. A pesar de todo esto, no os condenaré yo, sinó que vuestros pecados y vuestra negación al Salvador os condenarán. He mostrado amor paternal hacia todos los hombres, y quería con amor salvarlos a todos.”

A esto responde Europa:”¿Qué amor? Nosotros sentimos un fuerte y sano odio hacia todos aquellos que no están de acuerdo con nosotros. Este es nuestro programa. Tu amor no es más que un cuento, una fábula. En lugar de esta fábula, nosotros hemos creado el nacionalismo, internacionalismo, progresismo, cientifismo. En éstos se encuentra nuestra salvación, ¡y tú aléjate de nosotros!”

Hermanos míos, esta discusión verbal se ha terminado en nuestro tiempo.

Cristo se alejó de Europa, tal y cómo en una ocasión se alejó de la región de los Gadarenos, ya que se lo pidieron los propios Gadarenos. Sin embargo, al instante después de marcharse, llegó la guerra , la pobreza, el horror, la catástrofe. De nuevo volvió a Europa la barbarie pre-cristiana de los Ávaros, de los Hunos, de los Longobardos, pero ahora con terror máximo (el autor escribió este texto durante la 2ª Guerra Mundial*nota del traductor). Cristo tomó Su Cruz y Su bendición y se alejó. Se quedó la oscuridad y la porquería. Vosotros, ahora, decidid con quién váis a ir. Con la oscura y sucia Europa, o con Cristo. Amén.


Fragmento del libro “Desde dentro de la ventana de la prisión” Mensajes al pueblo, de San Nicolás Velimirovic


Traducido por J.C



martes, 12 de febrero de 2013

LA RENUNCIA DE BENEDICTO XVI


La verdad sea dicha, que Benedicto renuncie a su cargo, me trae sin cuidado y desde luego no me ha quitado un ápice de sueño. La noticia la recibí mientras comía tranquilamente en casa y a los postres pensaba: "Seguro que se quien es el primero que corriendo se ha ido a escribir una carta laudatoria ante tan notable acontecimiento cosmológico…" En efecto al poco me sentaba en el ordenador, abría la página de Romfea y allí estaba la lauda de Bartolomé el “Papa del Fanar”.

Esto si que me afectó, por más que nos tenga acostumbrados a sus barbaridades y provocaciones. Me preocupa cómo piensa por ser un Obispo de la Iglesia Ortodoxa y porque sus palabras llegan a los fieles asombrados de todo el mundo, que tontos no son y más en este mundo globalizado se enteran perfectamente de lo que ocurre de Oriente a Occidente.

No se ha enterado todavía el Patriarca Bartolomé de que eso de las “iglesias hermanas” es una herejía que hace revolverse en sus raclas las reliquias de los Santos. Que él es Obispo de la Iglesia de Constantinopla y que Una es la Iglesia Santa, Católica y Apóstolica. Pero que lo que hay en Roma, por desgracia, no es una iglesia hermana sino una parasinagoga, tal y como llaman los Santos Padres a las reuniones o asambleas de herejes. Que se pongan como se pongan él y los demás seguidores de esta teología contraria a la enseñanza de la Iglesia y expresada por los Santos Padres de la Iglesia.

No estudió Teología el Patriarca? O no se acuerda de la auténtica eclesiología ortodoxa? De dónde ese afán cansino y provocador? Por qué el interés siempre de quedar bien con los heterodoxos y mal con sus propios verdaderos hermanos en la fe?

Celebró el pasado día 6 a San Fotio el Grande, Patriarca de Constantinopla, que condenó en el VIII Concilio Ecuménico de Constantinopla el “Filioque” y el decir que los latinos caídos en la herejía eran por tanto una iglesia hermana? Todo puede ser. Pero no me extrañaría que un día de estos lo quitase del calendario por ser un “Zelote”. Vamos a ver, que esto ya cansa, es como una palabra mágica para quitarse de en medio a los que no piensan igual que ellos y una puerta abierta a toda clase de atropellos e injusticias.

Lo que está claro es que es la Ortodoxia y que no lo es; que es ser ortodoxo y que ser heterodoxo. Más como siempre y nada más hay que ver la Historia de la Iglesia, los que se apartan de la Ortodoxia no dudan en perseguir a los que la profesan y a los hechos me remito: Intentos de jubilación de obispos “molestos” en Grecia, control en plan “securita” de sacerdotes y monasterios en Rumanía…

Más la teología está clara:

El uso de la expresión “Iglesias hermanas” es inadecuado teológicamente incluso cuando se utiliza para expresar la relación entre las distintas Iglesias Ortodoxas locales; más inadmisible es su uso para definir el carácter ontológico de la Iglesia Ortodoxa y el catolicismo romano. Siguiendo la teología eclesiológica paulina, en sus textos, el Apóstol nos muestra su conciencia total de que la Iglesia es una y universal en el sentido de plenitud de verdad y vida y que esta Iglesia tiene como única cabeza a Cristo. Al abordar el tema de las Iglesias locales utiliza expresiones como “la Iglesia que está en Corinto” manifestando así que la Iglesia está entera y plenamente donde hay una comunidad eucarística de creyentes presididos por su Obispo y que permanecen unidas por la comunión en la fe, la vida y el orden eclesiástico. La unidad de las Iglesias locales se manifiesta en la reunión sinodal de los Obispos de una provincia o zona eclesiástica y en esta asamblea todos los Obispos son iguales en dignidad.

En este sentido menos aún podríamos llamar al conjunto que forma el catolicismo romano una Iglesia hermana ya que no existe la unidad necesaria en la confesión de la misma fe, lo que la hace desgajarse del Cuerpo Místico de Cristo, rompiendo la comunión divinizante del hombre con la Trinidad.

Después de la ruptura de los Latinos con la Iglesia Una, Católica y Apostólica, decir que los católicos, a pesar de todos los errores teológicos y canónicos, sigue unida a la verdadera vid, que su sacerdocio y sacramentos son válidos y que es una iglesia en el sentido pleno de la palabra, no es más que una herejía semejante a la de Arrio, Nestorio o Sabelio.

Que Dios se apiade de nosotros. Amén.

lunes, 11 de febrero de 2013

Fiesta de los Neomártires del comunismo.


San Vladimir, Metropolita de Kiev
El día 7 de este més de febrero celebrabamos la fiesta del Neomártir San Vladimir, Metropolita de Kiev. Fue éste Santo Jerarca el primero en ser martirizado por las tropas bolcheviques, por eso, el domingo siguiente a su fiesta se celebra la conmemoración de los 20 millones de Mártires y Confesores, víctimas del odio a la Ortodoxia del comunismo en Rusia.

Al ver las atrocidades cometidas por los siervos de Satanás, sobre todo durante el periodo de Stalin, es todavía incomprensible como puede haber cristianos ortodoxos que sigan diciéndose partidarios del comunismo en todas sus versiones, rusas, europeas o españolas.

Que ellos intercedan por nosotros, junto a los Santos Neomártires víctimas del comunismo de Serbia, Bulgaria, Georgia y Rumania, que siguen sin ser canonizados con la oposición incluso del Patriarca Daniel.





El circo del ecumenismo


Desde luego, para que hacer ningún comentario ante las imágenes que hablan por sí mismas. Son cientos las fotos que han salido durante estos días, pero me negaba a dar publicidad a tando disparate. Más de entre todos los dislates éte es el mejor, por desgracia.

sábado, 2 de febrero de 2013

PRUDENCIO: HIMNO V DEL PERISTEPHANON O CORONA DE LOS MÁRTIRES DEDICADO A SAN VICENTE



HIMNO V: A SAN VICENTE MEGALOMÁRTIR

 

Bienaventurado mártir, haz propicio tu día triunfal, en el que se te da, Vicente, la corona como premio de tu sangre.

Este día en que venciste a tu verdugo y tu juez te elevó al cielo desde las tinieblas del siglo y te devolvió victorioso a Cristo.

Ahora, en compañía de los ángeles luces radiante la gloriosa estola que como testigo indomable con los ríos de tu sangre bañaras.

Cuando el esbirro del ídolo, armado de negras leyes, te empujaba con hierro y grilletes a hacer sacrificios a los dioses gentiles.

Y al principio, para convencerte, con tono zalamero te había dicho suaves palabras, cual lobo embaucador que primero juguetea con el cordero que pretende arrebatar.

Dice: «El rey mayor del orbe, que ostenta el cetro de Rómulo, decretó que todo se sometiera a los antiguos cultos de los dioses.

Vosotros, nazarenos, asistid y despreciad vuestro tosco rito. Estas piedras que el emperador venera, aplacadlas con humo y con víctimas».

Entonces Vicente, levita de la tribu sagrada, ministro del altar de Dios, una de las siete columnas de lechosa blancura, grita:

«Presidan tu vida esas deidades, rinde tú culto a piedras, ríndeselo tú a un madero, hazte tú pontífice muerto de unos dioses muertos.

Nosotros, Daciano, reconoceremos al Padre, creador de la luz y a Cristo su hijo, el único y verdadero dios».

Entonces aquél, más inquieto ya dice,: «¿Osas, desdichado transgredir con inamigables palabras esta autoridad de dioses y emperadores.

Autoridad tanto sagrada como pública a la que se somete el género humano, y no te mueve el peligro que amenaza tu hirviente juventud?

Entiende pues mi decisión: o rezas ahora mismo ante este altar con ofrendas de incienso y césped o sufrirás una muerte sangrienta».

Responde aquél, de su parte: «¡Vamos entonces, todas tus fuerzas, todo tu poder, muéstralos, públicamente me niego!

Escucha cuál es nuestra voz: Dios es Cristo y del Padre somos sus siervos y testigos ¡Arráncanos, si puedes, la fe!

La tortura, la cárcel, los garfios, la silbante lámina al rojo vivo y hasta la última de las penas, la muerte, es una nadería para los cristianos.

¡Oh insustancial vanidad la vuestra y obtuso decreto el del César! Nos ordenáis rendir culto a deidades adaptadas a vuestra manera de entender.

Talladas por mano de artesano y recocidas con huecos fuelles, que carecen de voz, de andares, inmóviles, ciegas, mudas.

En su honor se alzan suntuosos templos de espléndido mármol, en su honor caen golpeados por el hacha los cuellos de mugientes toros.

‘Pero hay también espíritus en ellos’; los hay, pero son maestros del mal y tramperos de vuestra salvación, erráticos, descomedidos, repugnantes.

Que a escondidas os incitan y empujan a todo crimen, a masacrar a los justos, a hostigar al pueblo de los píos.

Saben en su fuero interno y sienten que Cristo es poderoso y vive y que está a punto de llegar su reino, temible para los infieles.

Claman, reconociéndolo al fin, cuando son expulsados del escondrijo de la carne por la virtud y el nombre de Cristo, dioses y al mismo tiempo demonios».

No sufrió el juez sacrílego las atronadoras palabras del mártir; grita: «¡Tapadle la boca, que no siga profiriendo barbaridades!

Acallad su voz y traedme rápidamente a los lictores, aquellos de mano experta que se ceban con la carne de los reos.

Haré que este ultrajador sienta la ley del pretor, para que no se haya divertido impunemente destruyendo a nuestros dioses.

¿Es que tú solo, tozudo, vas a pisotear los rituales tarpeyos, tú solo, además, vas a pasar por encima de Roma, del senado, del César?

Atadlo con los brazos retorcidos a la espalda y tirad de él por arriba y por abajo hasta que cruja la juntura de sus huesos, descuajada miembro a miembro.

Después, con tajos bien abiertos desnudad el interior de sus costillas, para que a través del hueco de sus heridas palpite su hígado al descubierto».

Se reía de esto el soldado de Dios, increpando aquellas manos ensangrentadas porque el garfio que tenía clavado no entraba más hondo en sus miembros.

Y ya toda la potencia de aquellos hombres robustos había desaparecido arrancando sus entrañas, y su esfuerzo, sin aliento, había extenuado los músculos cansados de sus brazos.

Él, en cambio, tanto más alegre ilumina su frente serena, libre de toda maraña, porque está viendo, Cristo, tu presencia.

«¿Qué cara es ésa? ¡Qué bochorno!», decía furioso Daciano. «¡Está disfrutando, sonriendo y provocando, más bravo el torturado que el torturador!

Aquella violencia ejercitada en la muerte de tantos malhechores, de nada aprovecha en esta lid; es vencido el arte de hacer sufrir.

Y vosotros, pupilos de la cárcel, pareja que hasta ahora no me habéis fallado, refrenad por un momento vuestras manos a fin de que vuestro agotado vigor recobre aliento.

Cuando las llagas vuelvan a estar bien secas al unirse la cicatriz de la sangre ya fría, las reventará vuestra mano hurgando de nuevo».

Con estas palabras contesta por contra el levita: «Si ves que se agota ya el valor de tus perros, anímate tú, verdugo mayor.

Enséñales cómo pueden destazar los recodos profundos, mete tú mismo las manos y bebe los arroyos hirvientes de mi sangre!

Te equivocas, sanguinario, si crees que me infliges castigo cuando despedazas y matas mi cuerpo sujeto a la muerte.

Hay otro ser, hay dentro de mí alguien a quien nadie puede hacer violencia, libre, tranquilo, indemne, exento de tristes dolores.

Esto que te empeñas en arruinar con las poderosas fuerzas de tu saña es una deleznable vasija de barro abocada a romperse de un modo u otro.

Así que ¡venga, intenta ahora cercenar y golpear a aquel que sigue dentro, el que pisotea, tirano, tu desvarío!

¡A éste, hostiga a éste, derriba a éste, que es invicto, insuperable, no sometido a tempestad alguna y a Dios solo sujeto!».

Dice así y de nuevo es desgarrado por los garfios chirriantes; el pretor, con boca taimada, le silba estas palabras viperinas:

«Si es tal el empecinamiento que endurece tu encallecido pecho, que con horror rehúsas que tu mano toque nuestro cojín.

Al menos descúbrenos las páginas ocultas, vuestros libros secretos, para que la doctrina sembradora del mal sea quemada en fuego justiciero».

Al oír esto dice el mártir: «El fuego con que amenazas, malvado, a los textos de nuestro misterio, te hará arder a ti más justamente.

Una lanza vengará los libros celestiales, abrasando con su rayo la lengua que pone en palabras tan amargo veneno.

A tu vista están los rescoldos que indican los pecados de Gomorra y no se te esconden las cenizas de Sodoma, testigo de su muerte eterna.

Ésta es tu estampa, serpiente; pronto el hollín del azufre y el embreado alquitrán te embargarán en las honduras de Tártaro»

Afectado por estas palabras el perseguidor empalidece, enrojece, se agita y, volviendo sus ojos enloquecidos, entre rechinar de dientes arroja espumarajos.

Entonces, después de dudar largo rato, decide al fin: «Aplíquesele la más extremada de las torturas: el fuego, el jergón y las láminas»

Vicente se precipita a paso rápido para estos menesteres y acelerado por la alegría se adelanta a los propios encargados del castigo.

A la liza de la gloria se ha llegado, compiten la esperanza y la crueldad, entablan incierta lucha, de un lado el mártir, del otro el verdugo.

Barras dentadas con pinchos salteados forman riguroso lecho y una buena cantidad de carbón exhala en él vivos vapores.

A esta pira asciende espontáneamente el santo varón con semblante impertérrito, como si ya, sabedor de su corona, subiera al excelso tribunal.

Una capa de sal allí extendida chisporrotea y crepita por debajo; bullen las punzadas chirriantes, que se clavan por todas partes en su cuerpo.

Después, untan de manteca un hierro al rojo vivo, que resulta bañado al fundirse aquélla; el violento rocío humeante que allí se forma se va derritiendo poco a poco por sus miembros.

En medio de esto él permanece quieto, como si no supiera de dolores, y tiende a lo alto sus ojos, pues las sogas habían inmovilizado sus palmas.

Lo alzan entonces más embravecido de lo que llegara; es arrastrado a lúgubre cueva, para evitar que el libre disfrute de la luz animara su ya de por sí elevado espíritu.

Hay allí dentro, en el fondo de la mazmorra, un lugar más negro que las tinieblas, al que bloquean y asfixian las piedras angostas de una bóveda bajo el nivel del suelo.

Eterna noche se esconde allí, desconocedora del astro diurno; se cuenta que esta horrible cárcel tiene aquí sus propios infiernos.

Es en este Báratro donde arroja al mártir el salvaje enemigo y pone entre sus pies un madero, dejando sus piernas abiertas.

Pero más aún, este ducho artífice de tormentos añade un nuevo castigo, desconocido por todos los tiranos y nunca oído en tiempos pasados.

Ordena que bajo su espalda yacente pongan una capa de bastos trozos de teja con los ángulos sin pulir, trozos puntiagudos, sin forma regular.

Dolores angustiosos arman de agujas todo su lecho, pinchando con sus puntas la parte inferior de su costado sin dejarle dormir.

Éstos eran los sutiles espantos que aquel taimado había con astucia dispuesto y construido, pero Cristo destruye las invenciones ladinas de Belcebú.

Y es que la ciega oscuridad de la cárcel relumbra ahora con el brillo de la luz y el doble mordisco de la traba salta en pedazos rompiendo los orificios.

En ello reconoce Vicente que ha llegado el esperado premio a tan hondo sufrimiento: Cristo dador de la luz.

Ve entonces que los trozos de teja ya se revisten de blandas flores y la cárcel despide intenso olor a néctar.

Es más, se encuentra allí nutrida concurrencia de ángeles y conversan a su lado; uno de ellos, de rostro especialmente venerable, se dirige a nuestro varón con estas palabras:

«Levántate, mártir ilustre, levántate sin cuidarte ya de ti, levántate y súmate como un miembro más a nuestra augusta compaña!”

Aurelio Prudencio Clemens Himno V Peristephanon o Corona de los Mártires.